Camino a la Beatificación

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09 abril 2010

Miles de jinetes surcan los caminos para llegar a los pies de la Virgen del Valle

En las rutas que conducen al Valle de Catamarca, ya se vive un clima de fiesta, de sacrificio y de hazaña. Una hazaña de fe, como la que en esta época del año emprenden miles de hermanos montados en sus caballos, para llegar a los pies de la prodigiosa Señora de este Valle, quien irradia sus copiosas bendiciones en quienes acuden a Ella con fe.
Se trata de una de las cabalgatas más grandes hacia un Santuario Mariano, que se registra en la región.
El viernes 9 de abril, día previo al inicio de las festividades marianas, encontramos a lo largo de la ruta nacional 38, a muchos jinetes curtidos por las horas de viaje, con la mirada puesta en la Madre que los espera con los brazos abiertos. Diseminados en pequeños grupos de 20 a 30 personas, niños, abuelos, jóvenes, mujeres y varones adultos vienen marchando desde distintas localidades de la vecina provincia de Tucumán, como también de Los Altos, departamento Santa Rosa. Una imagen que se reproduce en los otros caminos que conducen a San Fernando del Valle; ya que además de los hermanos tucumanos, también llegan desde Santiago del Estero, y de una gran cantidad de localidades del interior catamarqueño. Como el grupo que arribó desde Villa Vil, distrito ubicado en el Norte de Belén. Ellos hicieron casi 400 kilómetros montados en sus caballos, trayecto que les demandó 7 días de viaje. Toda una muestra de amor y entrega a la Madrecita del Valle.
Los hermanos tucumanos, en su mayoría, partieron el miércoles 7 y calculan estarán en la Capital, algunos el sábado 10, para el inicio de las fiestas patronales, y otros el mismo domingo, jornada en que se concretará el homenaje de los jinetes a la Virgen.

Una marcha en grupo
Ninguno marcha en soledad sino en grupos, en los que estrechan lazos de amistad y solidaridad, ya que un viaje de estas características exige apoyo mutuo. Todos pertenecen a diferentes agrupaciones, que cuentan con vehículos encargados de la logística de cada grupo, y todo este desplazamiento demanda un costo económico importante para el bolsillo de uno solo. Por eso, se organizan para recaudar fondos con el objetivo de costear el viaje. En los vehículos llevan alimentos y el resto del equipaje, y mover todo eso cuesta. También deben alimentar los caballos y cuidarlos de algunas lastimaduras.
La agrupación “Gauchos de Güemes” pertenece a las localidades denominadas El Polear y Los Córdoba, situadas en el departamento Río Chico, de Tucumán, y cabalga hasta Catamarca desde hace 3 años, pero antes lo hacían con otros grupos. Justamente, el desmembramiento de las agrupaciones es un fenómeno que se registra en los últimos años. Juan Domingo Miranda es el presidente de la mencionada agrupación, y junto con algunos de sus integrantes comentaban: “Venimos a cumplir promesas a la Virgencita, por las gracias que nos concede; también a pedirle salud para nosotros y para nuestras familias, y trabajo”. Por eso “queremos ofrecerle nuestro sacrificio a la Patrona”.
La devoción a la Virgen del Valle es muy fuerte en la zona. “Nosotros hacemos las fiestas de Ella después del 8 de diciembre. Es una de las cuatro fiestas patronales que tenemos en el pueblo. La devoción a la Virgen del Valle la llevamos adentro”, afirmaban.
Para dosificar las fuerzas, hacen entre 35 y 40 kilómetros y descansan, aunque el aliento viene de la fe en Dios y en María.
Solidaridad con el hermano
Desde Concepción vienen llegando los miembros de la agrupación “Sentimiento Gaucho”, bajo la guía de Roberto Rivas. En otro tramo hasta arribar a La Merced, encontramos a las agrupaciones “San Antonio”, del puesto Los Pérez, ubicado en La Cocha; “El Federal”, de Alberdi; y “Campo Bello”, de la localidad homónima, las cuales se juntaron para compartir un almuerzo. Y lo hicieron en un predio que una vecina del lugar, generosamente les cedió para que acamparan. “Nos sorprendió la solidaridad de la gente de Catamarca -indicó Elvira Villafañez, docente jubilada que integra el grupo-, porque nos acercamos a la dueña de la casa para preguntarle dónde había un río cerca para acampar, y nos ofreció su casa. Eso nos conmovió, son muy solidarios acá”.
El presidente de esta agrupación es don Lito Hierro, uno de los jinetes más antiguos, quien con sus 71 años de edad todavía monta su caballo y marcha hacia tierras catamarqueñas. “Estoy galopando los últimos años que me quedan; pidiendo a Dios que nos ayude y nos dé salud. Esto me hace mucho bien, porque me junto con el grupo y me siento renovado, y mucho más cuando llego hasta la Virgen. Mi vida es el campo y cabalgar es parte de esa vida, y eso le quiero entregar a la Patrona del Valle”.
En el trayecto, don Hierro se encontró con un compañero de ruta de hace muchos años, don Enrique Osvaldo Galvez, quien ahora preside la agrupación “José Hernández”. El, con su experiencia, destacaba que año tras año va creciendo el número de jinetes, como también el número de agrupaciones.
La festividad de abril es la fiesta de los gauchos, y la fe que los moviliza es un testimonio valioso, porque el entrañable amor a la Virgencita del Valle, aparecida hace ya cuatro siglos en las agrestes estibaciones de Choya, acrecienta valores como la amistad y la solidaridad; mueve corazones e impulsa acciones y gestos, que muchas veces no dimensionamos desde nuestra cotidianeidad. Bienvenidos, hermanos jinetes, María los espera y los ama. En Ella encontrarán lo que anhelan sus corazones.