Camino a la Beatificación

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18 agosto 2010

El Papa otorgó la Rosa de Oro para el Santuario de Nuestra Señora del Valle

Una de las Rosas de Oro más antigua.
Además de designar un enviado personal para jerarquizar los actos centrales por el Centenario Diocesano, Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, el Papa Benedicto XVI envía un regalo para el Santuario de Nuestra Señora del Valle: la Rosa de Oro. Este presente será entregado el sábado 21 de agosto, en la ceremonia de cierre de estos tres días de fiesta.
La Rosa de Oro es una condecoración otorgada por el Papa a personalidades católicas preeminentes, usualmente reinas. También la han recibido algunas advocaciones de la Virgen María. Fue creada por León IX en 1049.
Como su nombre indica, consiste en un rosal de oro con flores, botones y hojas, colocado en un vaso de plata renacentista en un estuche de oropel con el escudo papal.
El Papa la bendice el cuarto domingo de Cuaresma. La unge con el Santo Crisma y se la inciensa, de modo que es un sacramental.

Historia
La singular institución de la rosa de oro asciende al año 1049 y se cuenta de este modo. Se dice que queriendo el Papa S. León IX poner bajo el dominio directo de la Santa Sede el célebre monasterio de Santa Cruz de Alsacia que había sido fundado por sus abuelos y sobre el cual tenía derechos de patronato, el monasterio se obligó por un tratado a enviar todos los años al mencionado Papa y a sus sucesores el cuarto domingo de cuaresma una rosa de oro o dos onzas del mismo metal. Así se verificó y con este motivo se estableció el ritual de la bendición y de la unción de rosa de oro con la que se quiso figurar a Cristo representado por el oro, el más noble de todos los metales, y la resurrección del Salvador significada por el bálsamo aromático.
Antiguamente, se pintaba la rosa de carmín para representar la sangre que derramó por su pueblo Jesús, pero luego fueron de oro bruñido y el Santo Padre después de bendecirla la llevaba en procesión con la mano izquierda, mientras que iba bendiciendo a los fíeles con la derecha.
El Pontífice acostumbraba enviar todos los años esta razón a alguna iglesia particular o bien a algún príncipe o princesa de la cristiandad. La república veneciana poseía cinco rosas en el tesoro de S. Marcos, que han desaparecido durante las guerras de Italia y el papa Gregorio XVI envió la que bendijo en 1834 a la ciudad de Venecia.
El valor simbólico
Pero el valor de la Rosa de Oro no reside en la cantidad del precioso metal ni en las gemas de las que está adornada, sino en su significado. En un libro de autor anónimo publicado en Roma en 1560 se declara su simbolismo. Copiamos a continuación lo que de él extracta el académico gerundense Enrique Claudio Girbal en su tratadito sobre la Rosa de Oro publicado en 1880: «Desde la flor sencilla, quizás de los valles de los antiguos tiempos, hasta la rosa cuajada de perlas y pedrería, que algún autor describe en los pasados siglos, el valor material de la sagrada joya varía según las circunstancias y hasta según el gusto de los artistas y de las épocas; lo que es incalculable, y no varía, es el tesoro de misterios que la Rosa encierra. Según enseñan los mismos Soberanos Pontífices en repetidas cartas, esta Rosa significa y declara a nuestro Redentor, el cual ha dicho: “Yo soy la flor del campo y el lirio de los valles”; indica el oro de que se compone que Jesucristo es Rey de los reyes y Señor de los señores, cuyo profundo sentido mostraron ya los Magos, cuando como a Rey, le ofrecieron rendidamente el oro. El fulgor y alto precio del metal y las piedras con que la Rosa está compuesta, significan la luz inaccesible en la que habita el que es Luz de luz y Dios verdadero: el olor de los perfumes que sobre ella vierte en la bendición el Sumo Pontífice, representa en invisible esencia la gloria de la Resurrección de Jesucristo que fue de espiritual alegría para todo el mundo, pues con ella terminó el corrompido ambiente de las antiguas culpas y por todo el universo se esparció el suave aroma de la divina gracia; el color encarnado, de que en otro tiempo se teñía, representa la Pasión de Jesucristo; las espinas ofrecen la santa enseñanza de que en las espinas del dolor puso Jesús todas sus delicias, y recuerdan aquella corona que ensangrentó la cabeza del Redentor. En la Rosa, por último, se figura y simboliza la felicidad eterna».

Destinatarios de la Rosa de Oro
Una lista (incompleta) de concesiones de esta altísima condecoración:
• Alfonso VII, Rey de Castilla, por el Papa Eugenio III en 1148.
• Luis VII de Francia (Alejandro III; 1163);
• Luis I de Hungría (Clemente VI; 1348);
• Juana I, Reina de Nápoles (1368).
• Emperador Segismundo (Eugenio IV; 1435).
• Juan II de Castilla (Eugenio IV en 1436).
• Enrique VI de Inglaterra (Eugenio IV; 1444).
• Casimiro IV, rey de Polonia (Nicolas V; 1448).
• Emperador Federico III y su esposa la Emperatriz Leonor, quienes fueron coronados el Lætare Sunday (1452) y recibieron la Rosa de Oro al día siguiente de Nicolás V.
• Carlos VII, Rey de Francia (Callistus III; 1457);
• Eberhard I, Duque de Württemberg (Papa Sixto IV; 1482).
• Jacobo III de Escocia (Inocencio VIII; 1486);
• Gonzalo Fernández de Córdoba, en 1497, por Alejandro VI.
• Isabel la Católica, en 1500 por Alejandro VI.
• Alejandro Jagellón, Rey de Polonia (Julio II; 1505).
• Manuel I de Portugal (Julio II; 1506).
• Federico III, Elector de Sajonia (Papa León X; 1518).
• Enrique VIII de Inglaterra, quién la recibió una del Papa Julio II, una de León X, y una de Clemente VII en el año de 1524.
• Isabel Juana de la Lama y de la Cueva, mujer de Gabriel III de la Cueva y Girón, V Duque de Alburquerque, gobernador de Milán. La fue concedida por una Breve de Pío V fechada en Roma a 21 de marzo de 1569.
• Isabel de Borbón en 1618 por Pablo V.
• María Luisa Gabriela de Saboya, Reina de España (Clemente XI en 1701).
• María Pía de Saboya, Reina de Portugal, en el día de su bautismo (Pío IX, era su padrino, 1849).
• Isabel II por Pío IX en 1868.
• María Cristina de Austria, Reina Regente de España (León XIII; 1886).
• Isabel I de Brasil por León XIII, por liberar a los esclavos en 1889.
• Victoria Eugenia, consorte de Alfonso XIII en 1914 por Benedicto XV.
• Reina Elena de Italia, consorte de Víctor Manuel III en 1937 por Pío XI.
• Nuestra Señora de Fátima en 1965 por Pablo VI.
• Nuestra Señora Aparecida en Brasil, en 1967 por Pablo VI.
• Nuestra Señora de Luján en 1982 por Juan Pablo II.
• Nuestra Señora de Guadalupe.
• Virgen de Loreto.
• Nuestra Señora de la Evangelización en Lima, Perú, en 1988 por Juan Pablo II.2
• Nuestra Señora de Jasna Gora en Cezestokowa, Polonia, en 2006 por Benedicto XVI.
• Nuestra Señora Aparecida en Brasil, en 2007 por Benedicto XVI.
• Nuestra Señora de Roio en Italia, en 2009 por Benedicto XVI.
• Nuestra Señora de la Cabeza en España, en 2009 por Benedicto XVI.