Camino a la Beatificación

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11 agosto 2014

Celebración de Santo Domingo en el Monasterio de las Monjas de Clausura

Mons. Urbanc: “Que Santo Domingo nos dé el fervor misionero para predicar a Jesús, orar y atender a los necesitados”

El viernes 8 de agosto, la comunidad de las Monjas Dominicas de Clausura celebraron a su Patrono Santo Domingo de Guzmán, en el Monasterio Inmaculada del Valle, ubicado camino a El Jumeal, en la ciudad capital.
La Santa Misa fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por sacerdotes del Decanato Capital, en la capilla del monasterio, hasta donde fue llevada la imagen de Santa Rosa de Lima, Patrona de la jurisdicción parroquial donde está inserta la comunidad religiosa.
Durante su homilía, Mons. Urbanc expresó que “Santo Domingo tiene esa hermosa máxima que dice: ‘Hablar con Dios o hablar de Dios o sino callarse’. Cuánto  bien haríamos en el mundo si cada uno de nosotros habláramos de Dios o con Dios, si cada uno estuviera convencido que lo que hablemos nazca de la unión con Dios y del deseo de compartir a ese Dios que es nuestra vida que transcurre en la presencia de Dios. Muchas veces no nos damos cuenta que si Dios se olvidara de nosotros, desapareceríamos. Así como nadie habla del aire, porque mientras está en los pulmones  estamos todos contentos, ni nos ocupamos de agradecer y solo nos ocupamos cuando se tiene la sensación de que falta; Dios es así como el aire, que si no lo tienes, mueres, desapareces”.
Resaltando la figura de Santo Domingo manifestó que “ha sido un hombre creyente, lleno de amor a Dios y precisamente porque el amor de Dios estaba en su corazón se dedicó a anunciarlo”, y se preguntó “¿por qué nos cuesta tanto a nosotros anunciar a Dios? ¿Será porque no significa nada en mi vida? Pero cuando uno lo logra, y esto es fruto de un camino, de una profunda vida de oración, de contemplación y de recepción de los sacramentos, especialmente la Eucaristía, nos da esa fuerza para que donde estemos irradiemos a Dios. Lamentablemente, muchas veces, constatamos que no  solo no hablamos de Dios sino que hasta nos avergonzamos de Él. Jesús llegó a decir que ‘todo aquel que se avergüence de mí delante de la gente, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre”.


Disfrutar de la ternura de Dios
En otro tramo de su predicación rescató una parte del texto de Mateo capítulo 16, que “nos dice que todo aquel que busque salvar su vida la perderá pero todo aquel que perdiera su vida por el Evangelio, la ganará. Esto hicieron todos los Santos y también lo quieren hacer las Monjas de este Monasterio en Catamarca. Cuántas veces escuchamos decir: ‘Pobrecitas, dejaron el mundo para encerrase, debe ser tan tristes’. Eso piensan los de afuera porque no saben  lo que es estar con Dios, lo que es el gozo de poder disfrutar de la ternura, del cariño de Dios. Esencialmente uno deja todo para tener al Todo. Cuántas veces nos enamoramos de una partecita del Todo. Santa Teresa decía: ‘No busquen los consuelos de Jesús, búsquenlo a El’. Tenemos que poner empeño en buscarlo, ser coherentes, estar dispuestos a dejar todo para ser felices . Cada bautizado tiene que llevar a cabo la consigna de Jesús para que el mundo cambie totalmente. Le pidamos a Santo Domingo que nos dé a nosotros el fervor misionero que lo llevó a andar de pueblo en pueblo predicando a Jesús, orando y atendiendo a los necesitados”.


La alegría que nace de la unión con Dios
En la parte final de su homilía, el Obispo enfatizó: “Dicen los textos históricos que Santo Domingo ha sido un hombre muy alegre, de sonrisa permanente, sonrisa que salía de la paz, de la unión con Dios. Entonces, que también nosotros logremos esa paz interior frente a las adversidades .Que Nuestra Madre del Valle, bendiga abundantemente a las queridas Monjas de este Monasterio y a todas las Monjas Dominicas extendidas en todas partes del mundo, para que desde sus monasterios puedan ir siendo lámparas que arden en la noche de este mundo y que orientan, dando fortaleza a los que luchan y debaten en esta vida. Este es el servicio misionero que ellas prestan, no porque no estén en la calle se piense que no misionan. La misión se hace desde el corazón y desde la unión con Jesús, El también quiere escuchar a esta Marías  y quiere que estén a su lado. Por estas Marías tenemos que orar para que sean muchas las mujeres que estén dispuestas a querer enamorarse de Jesús, para que se queden siempre al lado de El cumpliendo la tarea evangelizadora de la Iglesia”.

Al finalizar la celebración eucarística, las Monjas invitaron a todos los presentes a compartir un brindis fraterno.