Camino a la Beatificación

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06 diciembre 2014

Colorido y emotivo cierre del Año de la Niñez y Adolescencia en el Paseo de la Fe

En la noche del viernes 5 de diciembre, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la misa de cierre del Año de la Niñez y Adolescencia, en el marco de las festividades en honor a Nuestra Madre del Valle. La misa fue concelebrada por los Pbros. José Antonio Díaz, Rector del Santuario Mariano; Santiago Granillo, Responsable Diocesano de la Pastoral de la Niñez; Sergio Chumbita, Director Diocesano de Misiones; Lucas Segura, Capellán de la Catedral Basílica, y Martin Melo, Vicario Parroquial de Belén. 
El Paseo de la Fe se vio colmado de familias con niños y adolescentes, especialmente miembros de la Pastoral de la Niñez, quienes participaron de los distintos momentos de la celebración, leyendo las lecturas bíblicas y acercando las ofrendas al altar.
Durante su homilía, antes de adentrarse en la reflexión de los texto sagrados,  Mons. Urbanc se refirió a este año dedicado de manera preferencial a los niños y adolescentes
expresando que  “hoy se han hecho presente niños y adolescentes, junto a papás y mamás u otros adultos que los acompañan, para dar gracias a Dios por este hermoso y bastante provechoso año pastoral que les hemos dedicado como Iglesia diocesana y, por cierto, con una buena participación de organizaciones civiles y gubernamentales. Gracias a todos los que se pusieron al hombro la tarea y bienvenidos, queridos niños y adolescentes; el Señor y la Virgen del Valle los sigan cuidando, iluminando y guiando por el camino del bien, la verdad, el amor y la paz, por medio de la cercanía, el ejemplo y las enseñanzas de sus padres, tutores, catequistas, sacerdotes y maestros”.
Asimismo, destacó la labor de la Pastoral de la Niñez en este 2014, indicando que “es un
deber de gratitud y reconocimiento destacar todo cuanto hizo la Pastoral de la Niñez de nuestra Diócesis para llevar adelante lo realizado y seguirlo haciendo con más entusiasmo y eficiencia en lo sucesivo, ya que esta tarea jamás termina, sino que presenta exigencias y creatividad mayores”.

Presentación de las propuestas del Congreso sobre Niñez y Adolescencia
Luego del canto a la Virgen, el Pbro. Granillo tomó la palabra para agradecer al Obispo la confianza depositada en él y a todos los que sintieron el llamado de Jesús a servirlo en los más pequeños. Invitó a todos los niños a subir al escenario rodeando la Imagen de la Madre del Valle para elevarle una oración. 
A continuación invitó a representantes de los grupos que trabajaron en la preparación y
concreción del Congreso sobre Niñez y Adolescencia, llevado a cabo en el mes de septiembre, para entregar las propuestas de acción al Obispo y a cada ámbito de trabajo.
Los niños homenajearon a la Virgen con sus voces. Uno de ellos interpretó una canción y luego el coro Santa Teresita del Niño Jesús, perteneciente al Colegio del Carmen y San José, quienes guiaron el canto litúrgico de la misa, interpretaron el Himno de la Pastoral de la Niñez  junto a personajes infantiles del grupo Fantasías Kids. 
Para finalizar la celebración eucarística, el Señor Obispo impartió la bendición y todos los presentes despidieron a la Madre del Valle con mucha emoción.

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILIA
Queridos niños, adolescentes, devotos y peregrinos:
                                                                                                    En este séptimo día de la novena en honor
a nuestra Madre del Valle se nos ha propuesto tomar conciencia que la presencia de los laicos en la sociedad y en la Iglesia debe ser luminosa y señera, puesto que son la sal y luz del mundo (Mt, 5,13-16). Esta imagen como la de la levadura nos irá acompañando a lo largo de todo este año entrante dedicado a ustedes. ¡Cómo nos cuesta internalizar estas atinadas comparaciones hecha por Jesús para que vivamos a conciencia nuestro compromiso cristiano!
            Pero hoy se han hecho presente niños y adolescentes, junto a papás y mamás u otros adultos que los acompañan, para dar gracias a Dios por este hermoso y bastante provechoso año pastoral que les hemos dedicado como Iglesia diocesana y, por cierto, con una buena participación de organizaciones civiles y gubernamentales. Gracias a todos los que se pusieron al hombro la tarea y bienvenidos, queridos niños y adolescentes; el Señor y la Virgen del Valle los sigan cuidando, iluminando y guiando por el camino del bien, la verdad, el amor y la paz, por medio de la cercanía, el ejemplo y las enseñanzas de sus padres, tutores, catequistas, sacerdotes y maestros.
            Es un deber de gratitud y reconocimiento destacar todo cuanto hizo la Pastoral de la Niñez de nuestra Diócesis para llevar adelante lo realizado y seguirlo haciendo con más entusiasmo y eficiencia en lo sucesivo, ya que esta tarea jamás termina, sino que presenta exigencias y creatividad mayores.
           
Acabamos de escuchar la Palabra de Dios. Espero que ustedes, niños y adolescentes, la hayan escuchado con atención y entendido, puesto que les viene muy bien para el presente y el futuro. También, ustedes los adultos deben meditarla en su corazón para ser coherentes con su mensaje.
¿Qué les parece? ¿Podríamos decir que pronto nuestra Iglesia catamarqueña se volverá un vergel y que devendrá en lo sucesivo en un bosque donde podamos encontrar toda clase de virtudes humanas y cristianas que engalanen y sean la impronta de nuestra sociedad? (cf. Is 29,17).
¿Podríamos afirmar que, fruto de nuestro coherente vivir la fe recibida en el bautismo, hemos logrado que muchos sordos por su indiferencia están oyendo la Palabra de Dios y viven de acuerdo a ella? ¿Y que nuestros niños y adolescentes están libres de la tiniebla y la oscuridad que producen la impiedad, la apatía y la falta de testimonio de sus mayores? (cf. Is 29,18).
¿Tenemos la tranquilidad de conciencia de que los más indigentes, los que habitan la periferias físicas y existenciales y los excluidos han sido amados por ustedes y hoy se pueden alegrar en el Señor? (cf. Is 29,19).
¿Nos hemos empeñado por erradicar de nuestro corazón todo tipo de prepotencias, insolencias, malas intenciones y maldades con las cuales hemos cooperado para que se condene al inocente y se tiendan trampas para hacer caer al justo; habiendo tomado conciencia que estas tropelías recaen destructiva e irreparablemente sobre los niños y adolescentes? (cf. Is 29,20-21).
            Ante esta macabra y desesperanzadora realidad, el profeta Isaías, en nombre del Dios fiel y misericordioso, invita al pueblo a ver lo que Él hace a favor de su pueblo, como nosotros deberíamos reconocer lo que la Virgen, nuestra celestial protectora hace a favor de nuestras familias y la sociedad toda, para que proclamemos el Santo Nombre de Dios y le amemos de verdad, de manera que los que viven extraviados lleguen a reconocerlo y los testarudos acepten sus sabias y reconfortantes enseñanzas (cf. Is 29,22-24).
            ¡Cómo no esmerarnos en vivir con alegre coherencia para que nuestros niños y adolescentes digan con convicción “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?... y lo único que quiero es vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo”! (cf. Sal 26,1.4).
            Considero que, quien más, quien menos, reconocemos ceguera en nuestra vida y por eso hemos venido hoy aquí a pedirle a Jesús que  queremos ver. E igual que a los ciegos que lo siguieron hasta su casa, nos pregunta: «¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?» (Mt 9,28).
            Ahora bien, ¿tenemos intención de que Jesús nos cure la ceguera del corazón, su dureza, su obstinación en la mediocridad, su apatía y falta de compromiso, la falta de valoración de la amistad que Él nos brinda, etc., para ser sanados y vivir como hombres y mujeres nuevos que se comprometen en cambiar el mundo según los criterios del Evangelio? ¿Queremos, en verdad, que Jesús nos abra los ojos y que difundamos su amor y fidelidad por todas partes y a todas las personas, sin miedo, recelos y componendas? (cf. Mt 9,30).
            Le pidamos a nuestra Bendita Madre del Valle, que nos guíe siempre a Jesús para que nos cure, porque nos reconocemos ciegos que decimos ver, lo que nos lleva a una vida de engaños, falacias y desatinos con los que malogramos la vida y los sueños de nuestros niños y adolescentes, de modo que, con alegre esperanza, nos aboquemos a convertirnos a Él de corazón.

¡¡¡Nuestra Madre del Valle!!!   ¡¡¡Ruega por nosotros!!!