Camino a la Beatificación

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11 febrero 2015

Profesión religiosa de dos chicas


En la mañana de hoy, en la Festividad de Nuestra Señora de Lourdes, las jóvenes Hna. Zulma Fernanda Usqueda (de Tinogasta) y Hna. Isabel Yanina Gerez (de Aguilares, provincia de Tucumán) respondieron con un sí generoso al llamado de Dios como religiosas de la Congregación de las Misioneras Catequistas de Cristo Rey. La primera ofreció votos perpetuos, mientras que la segunda hizo sus votos por tres años.
La profesión de ambas jóvenes fue durante la Santa Misa presidida por el Obispo Diocesano Mons. Luis Urbanč, concelebrada por varios sacerdotes del clero local, ante la presencia de sus hermanas de Congregación encabezadas por la Madre General Hna. Lucila Aveiro Centurión, seminaristas de la Diócesis y gran cantidad de laicos congregados en la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle.
Al término de la proclamación del Evangelio, las jóvenes hicieron su profesión religiosa.
Como parte del rito, la Hna. Zulma se postró totalmente, mientras todos los presentes entonaban la letanía de los Santos. Luego hizo esta profesión : “ …impulsada por la firme voluntad de consagrarme más íntimamente a Dios y de seguir más de cerca a Cristo durante toda mi vida, prometo y hago votos para siempre, de castidad, pobreza y obediencia, según las Constituciones de las Hermanas Misioneras Catequistas de Cristo Rey, en tus manos Reverenda Madre General Lucila Aveiro Centurión y en su presencia Mons. Luis Urbanč, ante las hermanas aquí presentes, y me entrego de todo corazón a esta Familia Religiosa, para que, por la gracia del Espíritu Santo y con la ayuda de la Virgen María, pueda tender a la caridad perfecta, para gloria de Dios, al servicio de la Iglesia”.
Previamente, la Hna. Isabel había hecho sus votos de castidad, pobreza y obediencia, por tres años, con idéntica fórmula a la expresada por la Hna. Zulma.
Al término de la Misa, Mons. Urbanč invitó a todos los presentes a rezar la Consagración a la Santísima Virgen, pidiendo especialmente  por las jovencitas que hicieron su profesión religiosa y por los seminaristas de la Diócesis.
La vida consagrada dentro de la Iglesia es un signo y anticipo de la vida Eterna, expresa con mayor plenitud la consagración del bautismo y vive intensamente en el Amor que es su ideal.