Camino a la Beatificación

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27 abril 2015

Los obispos se expresaron sobre el martirio y la persecución en nuestros días

El sábado 25 de abril, en el último día de sesiones de la 109° Asamblea Plenaria, los obispos argentinos dieron a conocer el mensaje “Martirio y persecución en nuestros días”. El mismo es fruto de la preocupación manifestada durante la reunión por las situaciones que viven los cristianos en distintas partes del  mundo. Por eso quieren “llamar la atención sobre un aspecto de especial preocupación: la creciente e inadmisible violación del derecho a la libertad religiosa” (Ver texto completo del mensaje).
El viernes al final de la jornada se había celebrado la Eucaristía en Rito Armenio presidida por Mons. Vartan Waldir Boghossián, Obispo de la Eparquía San Gregorio de Narek en Buenos Aires de los Armenios y exarca apostólico para los fieles de rito armenio residentes en América Latina. La misma tuvo lugar en el día en que se conmemoró el centenario del inicio Genocidio Armenio.

Congreso Eucarístico Nacional
Los obispos también aprobaron la convocatoria al 11° Congreso Eucarístico Nacional que tendrá lugar en la ciudad de San Miguel de Tucumán del 16 al 19 de junio de 2016.  “Vamos a celebrar en la Eucaristía al Señor Resucitado, adorar su presencia y agradecer su acompañamiento desde los inicios de nuestra vida como pueblo. Por eso al lema del Congreso: “Jesucristo,  Señor de la historia, te necesitamos” lo acompaña la frase: “Jesucristo, pan de vida y comunión para nuestro  pueblo”, dice la convocatoria.


Beatificación de Mons. Romero
También se decidió enviar una carta a la Conferencia Episcopal de El Salvador para expresar la adhesión y beneplácito por la beatificación del arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980 mientras celebraba una misa. Con tal motivo La Comisión Ejecutiva de la C.E.A. ha invitado a una Misa en Acción de gracias el 23 de mayo a las 11.00 hs. en la Catedral de Buenos Aires, presidida por el Cardenal Mario Poli.

Encuentros e invitaciones
En la tarde del viernes la Comisión Episcopal de Misiones presentó el próximo Encuentro Nacional de Grupos Misioneros, que se realizará en la ciudad de Santiago del Estero del 10 al 12 de octubre.
En la mañana del sábado, los obispos compartieron las distintas actividades programadas por algunas comisiones para este año.
Estuvo presente además el presidente de la Acción Católica Argentina quien invitó a los obispos a la Asamblea Federal de la institución que tendrá lugar en Bahía Blanca en octubre de este año.

TEXTO COMPLETO DEL MENSAJE DE LOS OBISPOS

Martirio y persecución en nuestros días
           
“Estos son los que vienen de la gran tribulación...
y Dios secará toda lágrima de sus ojos” (Ap. 7, 14.17b)

El mundo asiste con horror a un incremento de formas de violencia que, desde distintos fundamentalismos religiosos, disfrazan intereses políticos y económicos, y afecta a muchas comunidades y grupos humanos de diversos credos, particularmente a cristianos en Medio Oriente, en el norte y centro de África y en otros lugares del mundo.
En este contexto de conflictos extendidos y persistentes, queremos llamar la atención sobre un aspecto de especial preocupación: la creciente e inadmisible violación del derecho a la libertad religiosa. La misma ha sido proclamada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y garantizada por diversas convenciones internacionales tanto universales como regionales, obligando a los Estados a asegurarla para todas las personas, enseñada con tanta claridad en el Concilio Vaticano II.
Hay manifestaciones violentas que producen especial estupor y reclaman una fuerte condena. Nos referimos a lo que ocurre en zonas de Siria e Irak donde los cristianos -ciudadanos de esos países y presentes en esas tierras desde hace más de dos mil años- están siendo asesinados u obligados a dejar sus casas y ciudades sin poder llevar consigo más que la ropa que tienen puesta, además de la destrucción de templos y monumentos culturales que son patrimonio de la humanidad. También señalamos lo que acontece en Nigeria, Sudán y Pakistán, donde es corriente el secuestro –especialmente de mujeres y niñas- y las conversiones forzadas bajo pena de muerte. Sabemos, no obstante, que la gran mayoría de los musulmanes no se reconoce en estas atrocidades y las rechaza.
Actualmente son los cristianos quienes sufren las mayores persecuciones. Como ha dicho el Papa Francisco, hay muchos más mártires hoy que en los primeros siglos. Ese martirio no distingue entre católicos, ortodoxos o evangélicos, hermanados en un “ecumenismo de la sangre”. Nos estremece la crueldad con la cual hermanos en el bautismo son decapitados, quemados o crucificados por el solo hecho de ser cristianos.
Junto a la consternación que nos provocan estos hechos de crueldad sentimos admiración por el testimonio y la coherencia de muchos hermanos que están entregando su vida para guardar la integridad de su fe religiosa.
Afirmamos con fuerza que nunca la religión o el nombre de Dios pueden ser invocados para justificar la violencia, la muerte, la destrucción y la falta de respeto a los derechos humanos más elementales que nacen de la dignidad de toda persona. Llama la atención la débil repercusión de esta barbarie en la prensa internacional.
Urge una acción internacional eficaz que ponga fin a tanto sufrimiento provocados por estos actos de brutalidad. Apelamos al deber y a la fuerza institucional de la ONU, la Unión Europea, las organizaciones de Derechos Humanos y los diversos credos a asumir la propia responsabilidad ante estos graves acontecimientos.
Invitamos a todos los creyentes -católicos y no católicos- a orar intensamente pidiendo al Señor de la historia perdón por tanto sufrimiento y sangre derramada, y que mueva los corazones de quienes causan dolor y ofenden gravemente al Creador a cesar en ese camino. Comprometemos a nuestras comunidades de modo particular a rezar por esta intención el próximo 8 de mayo, Solemnidad de Nuestra Señora de Luján.

Como Obispos de la Conferencia Episcopal Argentina, expresamos nuestra solidaridad y cercanía con nuestros hermanos sufrientes y perseguidos, y pedimos a Jesús Buen Pastor les conceda el consuelo y la Paz.