Camino a la Beatificación

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01 diciembre 2016

Mons. Urbanc en el segundo día de la novena de la Virgen del Valle

“Vivamos nuestra fe con valentía, defendiendo ese tesoro en medio de las dificultades”

En la noche del miércoles 30 de noviembre, segundo día de la novena en honor a la Virgen del Valle, rindieron su homenaje el Ámbito Estatal y Privado de la Salud.
La celebración fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc y contó con la presencia de autoridades y trabajadores del Ministerio de Salud, Hospitales, Sanatorios, Institutos, Círculo Médico, Colegios Auxiliares de la Medicina, Colegio Médico, Farmacéutico, Odontológico, Kinesiólogos, Anestesistas, Psicólogos, Bioquímicos, Enfermeros, SAME, OSEP, Pastoral de la Salud, Pastoral de las Adicciones, Servicio Sacerdotal de Urgencia, quienes colmaron el Santuario mariano.
Las instituciones peregrinaron en caravanas de vehículos con las balizas encendidas hasta
la Catedral, llevando las imágenes de la Virgen del Valle que presiden el ingreso y bendice cada uno en sus lugares de trabajo, las cuales fueron colocadas en el Presbiterio para compartir la celebración.
En un tramo de su homilía, Mons. Urbanc se refirió a San Andrés, quien, según la tradición, fundó la Iglesia de Constantinopla, nombre antiguo de la actual ciudad de Estambul, en Turquía. “En noviembre de 2014 el Papa Francisco, sucesor de San Pedro, se reunió con el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé, actual sucesor de san Andrés y líder de la Iglesia Ortodoxa. Uno de los objetivos del viaje era el de reforzar el camino de la unidad entre ortodoxos y católicos. Fue muy significativo, en el marco del rezo de las vísperas de san Andrés, el gesto del Papa Francisco pidiendo la
bendición a Bartolomé. El Patriarca, quien en varias oportunidades llamó al Papa ‘hermano’, lo bendijo y lo besó”, expresó. Y continuó afirmando que “en el camino hacia la unidad la sangre derramada por los mártires y los sufrimientos diarios de tantos cristianos perseguidos están realizando de un modo silencioso la unidad que Cristo pidió a sus discípulos: católicos y ortodoxos todos mueren por declararse discípulos de Cristo. Los mártires no hacen diferencia de la Iglesia a la que pertenecen, sino que todos dan la vida por Jesús como único Señor”.

Ahondando en la vida del apóstol, dijo que “después de cumplir su misión en el mundo, san Andrés murió clavado a una cruz con forma de equis. Su hermano Pedro fue también crucificado, pero boca abajo. Los dos hermanos comparten el tipo de muerte al final de su vida terrenal, imitando así al Maestro; comparten también el momento inicial del seguimiento de Jesús”. Luego concluyó con un detalle más acerca de estos dos hermanos apóstoles. “Por un lado, el nombre de Andrés proviene del griego ‘aner’ que significa varón, de lo que se desprende ‘viril’ u ‘hombre fuerte’. Pero en un sentido más amplio hace referencia a la valentía y la fortaleza. Por otro lado, Simón es llamado por Jesús ‘Kefas’, en hebreo, traducido al griego ‘Petros’, que significa Piedra (cf. Jn 1,42): roca firme sobre la que afianzar la construcción de la Iglesia (cf. Mt 16,18). De este modo, los nombres de ambos hermanos se refieren a dos virtudes muy apostólicas: la valentía y la firmeza”.
Por ello invitó a que “pidamos a los apóstoles san Andrés y  san Pedro que vivamos nuestra fe con gran valentía, defendiendo ese tesoro en medio de las dificultades, que en nuestro tiempo son muchas; y, junto a la valentía, la firmeza en nuestras convicciones cuando entren en conflicto con modas, criterios y costumbres contrarias al Evangelio, que también hoy abundan en nuestra sociedad cada vez más apática, materialista, independiente y superficial frente a Dios”.
En el momento de las ofrendas, los trabajadores y sus familias acercaron al altar las donaciones recolectadas en sus oficinas y dependencias, entre las que se destacaron agua, alimentos no perecederos y elementos de limpieza destinados a los hermanos peregrinos, que ya comenzaron a arribar a nuestra ciudad, mientras las autoridades de los centros de salud entregaron los dones de pan y vino. El Sr. Obispo recibió todas las ofrendas, expresó su agradecimiento y les dio su bendición a cada uno de los fieles.

Al finalizar la Eucaristía, el Pastor Diocesano se trasladó hasta el atrio de la Catedral Basílica para impartir su bendición sobre las ambulancias y medios de transporte utilizados para la asistencia de los hermanos enfermos, rogando que la Madre del Valle siempre los acompañe desde su partida y hasta su regreso. Luego marcó la señal de la cruz con agua bendita sobre todos los vehículos ubicados en el Paseo de la Fe.