Camino a la Beatificación

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06 diciembre 2016

Mons. Urbanc en homenaje de la Cultura, Pueblos Originarios y Colectividades

“Seamos camilleros para que otros se acerquen a la misericordia de Dios y experimenten el perdón”

En el sexto día de la novena en honor a la Virgen del Valle, el lunes 5 de diciembre rindieron su homenaje las distintas instituciones del ámbito de la Cultura, Escuelas de Arte, Bibliotecas Públicas, Museos, junto a los Pueblos Originarios y Colectividades del medio.
La celebración eucarística dio inicio a las 21.00, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino, el Rector del Santuario, Pbro. José Antonio Díaz, el Pbro. Diego Manzaraz y un sacerdote que llegó a los pies de la Virgen desde la provincia de Buenos Aires.

Participaron de este tributo a la Virgen Morenita autoridades y trabajadores del ámbito provincial y municipal de la Cultura, de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), Junta de Estudios Históricos, SALAC, Damas Belgranianas, Instituto Sanmartiniano y de Cultura Hispánica, y demás instituciones culturales y artísticas. También participaron directivos, docentes y alumnos de la EVEA, Conservatorios de Música, Escuelas de Teatro y Artes Plásticas. 
Mons. Luis Urbanc dio la bienvenida todos los presentes y agradeció la labor que desarrollan en la sociedad y todo lo que
hacen en bien de la realización del prójimo.
En su homilía expresó que “en medio de las actividades diarias, va pasando el tiempo de Adviento”, por lo que exhortó: “Tómense algún momento para un encuentro diario con la Palabra de Dios; el Señor quiere renovarlos en la esperanza. Nada hay imposible para Dios. Nada de lo que haya pasado en sus historias personales, por muy dramático que haya sido, tiene un dominio inexorable sobre sus corazones; nada puede endurecernos hasta el extremo, si no lo consentimos”. Agregó que “si alguno reconoce que su corazón está enfermo de desesperanza, de rencores, de miedos y de desconfianza, déjese iluminar por la enseñanza del evangelio que acabamos de escuchar”.
Con un mensaje esperanzador, afirmó que “Jesús es el sanador por excelencia. Todo aquel que confía en Él y se pone enfrente es curado. Ustedes y yo también estamos llamados en este tiempo a ponernos delante del Señor para ser curados de nuestras parálisis”. Y remarcó que “confiemos en Él, pues conoce dónde están nuestras heridas y sabe curarlas. Dejémonos perdonar en la oración. Permitamos que nos ausculte el médico de Nazaret”.
En otro tramo del análisis de la lectura proclamada, invitó a los presentes a que “oremos metiéndonos en la escena; no seamos espectadores, cada uno de nosotros es ese paralítico que necesita ser curado. Dejemos que nos toque”.
Para finalizar, animó a pedirle al Señor “que nuestra hoja de ruta durante este Adviento sea la de creer que Jesús nos puede sanar y perdonar y que nos animemos a ser camilleros para que otros también se acerquen a la misericordia de Dios y experimenten el perdón y la sanación total de sus vidas”.
En el inicio de la Liturgia de la Eucaristía, los alumbrantes acercaron al altar sus ofrendas ente las que se contaron alimentos no perecederos, agua y elementos de limpieza. Fueron entregadas al Señor Obispo, quien les agradeció e impartió su bendición a cada uno, mientras que las autoridades fueron las encargadas de acercar los dones de pan y vino.

Al finalizar la celebración, todos los presentes se consagraron a María, poniendo sus vidas en sus manos maternales y rogando que los proteja como cosa y posesión suya.