Camino a la Beatificación

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03 diciembre 2017

Con un recital de Ariel Glaser y bandas locales, los jóvenes honraron a la Madre del Valle

Ariel Glaser.
El sábado 2 de diciembre, los jóvenes rindieron su homenaje a la Virgen del Valle, con la presencia del cantante católico Ariel Glaser, quien brindó un recital junto con las bandas católicas locales Yanai, Elí y Kairos, una vez finalizada la misa de las 21.00 en la Catedral Basílica y Santuario Mariano.   
La antesala de este tributo fue la convocatoria realizada en horas de la tarde en el Colegio Padre Ramón de la Quintana, donde se congregó más de un centenar de chicos, que compartieron un momento de reflexión, dinámicas, música y canciones preparadas por la Pastoral Juvenil Diocesana. Minutos antes de la celebración eucarística, los chicos recorrieron el tramo desde el colegio franciscano hasta la Catedral, portando la Sagrada Imagen de nuestra Madre del Valle en una alegre y colorida marcha.
Ya en el templo participaron de la misa, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis
Urbanc, dando inicio al tiempo de Adviento. En su homilía, el Pastor Diocesano dijo que este tiempo litúrgico “nos invita a esperar la venida definitiva del Señor al fin de los tiempos y al mismo tiempo a prepararnos para celebrar su primera venida al nacer en Belén con el gozo de saber que Él viene permanentemente a nuestros corazones”.
“El tiempo litúrgico de Adviento es un mes muy oportuno para ustedes, los jóvenes, ya que nos propone considerar a la vez el pasado, el presente y el futuro como elementos inseparables para interpretar la realidad: de dónde venimos, quiénes somos y a dónde vamos”, expresó.

Y en otro tramo manifestó: “Queridos jóvenes, el Señor de la Vida y de la Historia, viene a su encuentro, abran los ojos del corazón para reconocerlo y acogerlo como único tesoro por el que vale la pena todo sacrificio, renuncia y lucha. No pierdan el tiempo, porque no tendrán una segunda vuelta u oportunidad”.
Al finalizar la celebración eucarística inició el recital de músicos católicos de la mano de Ariel Glaser. Fue una fiesta en torno a la Madre Morenita del Valle.


TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos devotos y peregrinos:

En este cuarto día de la novena se nos propuso reflexionar acerca de cómo la piedad popular alimenta y sostiene la esperanza de los creyentes.
Hoy damos la bienvenida a los jóvenes que vinieron a rendir su homenaje a la Madre de Dios y Madre muy especial de la juventud. Un fuerte aplauso para ellos.
Con esta celebración vespertina de la Misa damos comienzo al tiempo de adviento y así a un nuevo año litúrgico.
En su origen el término "adviento" (del latín adventus) significaba la primera visita oficial de un personaje importante con motivo de su llegada al poder o de la toma de posesión del cargo. En el ámbito del culto hacía referencia a la venida anual de la divinidad a su templo para visitar a sus fieles. Notemos entonces que en su significado original la palabra adviento se refiere a una llegada, una venida, una presencia.

En el ámbito cristiano el eje organizador de todo este tiempo litúrgico es la venida del Señor, su llegada, su Presencia. Así: "con la palabra adventus se pretendía sustancialmente decir: Dios está aquí, no se ha retirado del mundo, no nos ha dejado solos. Aunque no lo podamos ver y tocar como sucede con las realidades sensibles.
Aceptar esto implica considerar las acciones de los protagonistas. En primer lugar de Dios, que viene a nuestro mundo, a nosotros. Luego los hombres, invitados a prepararnos para recibir a Jesús que viene a nuestro encuentro en el misterio de la Navidad.
Ahora bien, El que viene es, en realidad, el mismo que
ya vino. Es la doble venida del Señor que reflejan los prefacios del Adviento. La primera en la humildad de la carne; la segunda y definitiva en la gloria.
Adviento es el tiempo que, partiendo del hecho ya ocurrido de la 1ª venida, orienta no sólo a la venida última y definitiva sino también a la venida sacramental en la liturgia, donde se actualiza la 1ª y se anticipa la 2ª.
El esquema litúrgico del Adviento parte del fin, que es lo último en la ejecución (primer domingo de Adviento) y lo primero en la intención, es decir, la segunda y definitiva venida del Hijo de Dios, la Parusía. Y termina en la primera venida, ya realizada, la Navidad.
Por tanto, el ADVIENTO nos invita a esperar la venida definitiva del Señor al fin de los tiempos y al mismo tiempo a prepararnos para celebrar su primera venida al nacer en Belén con el gozo de saber que Él viene permanentemente a nuestros corazones.
Las lecturas de hoy, muy a tono con la visión teológica propia del adviento (y de la vida cristiana), ponen de manifiesto e iluminan una dimensión esencial de nuestra vida como es la relación con el tiempo. En efecto, nuestra vida “corre” en un presente, pero condicionada por nuestro pasado y también por el horizonte desconocido del futuro. Por más que quisiéramos no podemos aislar nuestro presente del pasado y del futuro. El pasado nos condiciona y el futuro nos apremia. Dicho en categorías bíblicas, se trata de la necesaria y fecunda relación entre Memoria y Esperanza.
El tiempo litúrgico de adviento es un mes muy oportuno para ustedes los jóvenes, ya que nos propone considerar a la vez el pasado, el presente y el futuro como elementos inseparables para interpretar la realidad: de dónde venimos, quiénes somos y a dónde vamos.
Durante los años jóvenes se impone el presente, por eso la compulsión a disfrutar sin límites y la negativa a posponer para el futuro. En los tiempos vertiginosos de cambio que vivimos, esto se agudiza más, de allí que se pierda de vista con facilidad y adrede el fin para el que fuimos creados, ya que es lo último en alcanzarse. Con la dictadura del presente se excluyen los necesarios procesos para alcanzar los fines intermedios y el fin último.
Cuando se es joven, se tiene poco pasado, y menos aún se lo evoca como útil maestro para vivir mejor el presente y proyectar el futuro. Al igual no interesa el futuro por la compulsión a vivir intensa y despreocupadamente lo inmediato: llame, ya; no dejes para después lo que puedes disfrutar hoy = carpe diem; quien me quita lo bailado, etc. Las energías que brotan por todas partes, novedosas y placenteras, se imponen como única y valedera realidad, dificultando una sabia y sensata conducción de la propia existencia, tomando a ésta como una envidiosa patraña de los mayores para malograr los legítimos goces de la creída eterna juventud.
¡Cuán dañino y nefasto es dejarse llevar por la inmediatez y negar los necesarios y saludables procesos por los que se llega a la madurez!
¡Cuán necesario es que los adultos demos testimonio de que llegamos aquí porque elaboramos y respetamos fielmente un proyecto de vida, el cual deben apetecer elaborarlo y respetarlo las generaciones jóvenes a fin de que no malogren la vida, quemando etapas y malgastando el tiempo!
Queridos jóvenes, el Señor de la Vida y de la Historia, viene a su encuentro, abran los ojos del corazón para reconocerlo y acogerlo como único tesoro por el que vale la pena todo sacrificio, renuncia y lucha. No pierdan el tiempo, porque no tendrán una segunda vuelta u oportunidad.
Ahora me dirijo a Ti, Madre de los jóvenes, para implorarte que a los adultos nos concedas la sabiduría y la generosidad para dar lo mejor de nosotros y, sobre todo, nuestro tiempo a los niños, adolescentes y jóvenes que tan desprotegidos los tenemos por habernos drogado con el nefasto consumismo, abandonando así la sublime e indelegable tarea de ser padres, conforme al designio de Dios, para conformarnos con ser meros tutores o criadores.
Haz que los jóvenes nos perdonen, vuelvan a confiar en nosotros y se dejen guiar por los sabios caminos de la fe, poniendo su esperanza sólo en Dios y dispuestos a amar como nos ama el ‘Bendito fruto de tu vientre’, tu amado Jesús. Así todos gozaremos de la dicha de vivir y seremos alegres e incansables servidores a ejemplo tuyo. Amén

¡¡¡Viva María, la Madre de los Jóvenes!!!